29 de marzo de 2009

29 de marzo

No habrá más para ti porque has colocado un muro de silencio entre tu llanto y el mío.

Lo primero que ví fue tu cara de niño. Recuerdo que me pareciste inerme y que quise cuidarte. También llamaron mi atención tus botas industriales. Me inquietaron. Pensé que quizá podrías ser obcecado y quizá hasta obseso. Me ofreciste una cerveza en lata que no recuerdo si acepté, sonreímos y dejé de pensar en lo que podrías llegar a ser.

A veces sueño que te visito, toco la puerta de tu departamento, no te encuentro. Entonces dejo un recado o salgo sin que te enteres; también pasa que te miro sin que me veas o simplemente te espero. La idea de volver siempre me ha entusiasmado. Al recordar tanto desprecio decido volver a abrir los ojos.

Quisiera negar los largos besos, las caricias en los muslos, las miradas lúbricas y ese uno que otro orgasmo que fue queriendo, totalmente queriendo. Quisiera decir que hubiera preferido que fueran tus labios, tus manos, tus ojos, tu deseo. Ojalá hubieran sido.

Hoy giro y giro y me dejo caer hasta llegar al fondo. Quisiera haber seguido el camino de mierda que construíste para mi pero el empeño que puse en seguir el propio no me dejó voltear la cara hacia otro lado. Hoy giro y giro y giro.

23 de marzo de 2009

Sin labios

Aquí las mañanas sabrían a vapor de leche sino fuera por la sal.

Los sueños se desvelarían besándote los párpados,
se volverían indescifrables,
caóticos,
inextinguibles.

El camino sería de tus brazos sorprendiéndome en abrazos,
de tus ojos recogiéndome,
de tus labios recibiéndome.

Pero es la sal.

Y el sol.
Y el calor acechándome,
éste que ya no está,
que se quedó en ti.

Ahora es el frío,
tu ausencia tan añeja e infinita.
Tan finita,
tan real.

Faltan tus labios de caramelo,
tu llamado
tu codicia escurriéndome en la piel.

Anoche supe que era mejor el silencio,
la somnolencia en las calles,
la sal caliente,
tus labios un momento.

Cumbre Tajín, X años

Me encanta Veracruz. De todos los estados de la República Mexicana creo que es el que más me altera. Me gusta el clima, la cocina jarocha, los paisajes, la gente, pero sobre todo caminar sobre el malecón del puerto a eso de las 5pm. También me gustan sus playas tan solitarias, sí, con el agua sucia, los desperdicios tóxicos, algo de petróleo y su mucha basura. Es que el mar me habla con el mismo tono susurrante en cualquier playa.

Y qué decir de sus zonas arqueológicas.
Del Tajín.La Cumbre Tajín fue el último evento que me tocó cubrir como Mundo52. La primera vez que pisé la zona fue hace como 8 o 10 años o quizá más. Recuerdo que me sorprendió la piramide de Los Nichos. Aquella vez la vi con luz del sol. Si en aquel entonces fue impresionante, esta vez, con la luna como observadora primera y con proyecciones sobre aquellas milenarias piedras, me quedé anonadada. Bueno, bastante impactada.
El Festival tiene su razón de ser, mas allá de todos los chidos conciertos, la mucha peda y la comida tan delishius, lo importante de un festival como este es la difusión de la cultura. Los Totonacas habitaron esta zona, misma que fue invadida por los españoles y que según me dijeron éstos cabrones llegaron ofreciendo ESPEJOS a cambio de Oro, eso me dijeron. La Cumbre ofrece talleres para hacer cosas divertidas con pintura vegetal, vainilla, barro; la onda es transmitir el legado de generación en generación.
La cosa es que nos la pasamos bien chido en El Tajín. Me metí al Sensorama y confié por primera vez en alguien, con los ojos totalmente tapados. Vi más Voladores de Papantla de lo que había visto en toda mi vida, había hasta niños desde 6 años, hasta chavitas adolescentes que se dejaban caer de lo muy alto.
Estos eran niños súper chiquititos.
Luego tuve mi primer Temazcal, una experiencia cuya descripción quedó fuera de todo espectro. Calor hasta la madre, sudor hasta los huesos, vapor en los pulmones, anhelo de un tantito de aire, mucha concentración y mucho pensar eso de que el temazcal es el vientre de la tierra, el materno.
Una representación
Uy, además me reencontré con los toritos, con los desvelos de estar en la fiesta toda, TODA, toda la noche, y con la musiquita de Fito Paez.
Fito.
Fito.
Fito.
Cerró con Dar es Dar y cantó Te ví. Puuuuf...
Ah, fue entonces que el Christian me colaboró y me consiguió un par de lentes desos de harto del alcance y zas que hago fotos. Sí vibradas, pero es cosa de práctica.
"Te ví, saliste entre la gente a saludar, los astros se rieron otra vez, la llave de mándala se quebró, yo simplemente te ví... Yo no buscaba nadie y te ví".


Pero creo que lo mejor fue Kinky. O quizá debo decir el bajista de Kinky, César Pliego, puuuf, qué hombre. La cartelera también incluyó a Zoé, Babasónicos, a unos muchachos que se llaman los Aguas Aguas que tocan reggae, a los Botellos que son a toda madre, a los Tigres del Norte (xq voy a llorar cuando te vayas, si algún día tenía que terminar, este cariño ardiente como el fuego, si sé que el fuego se tiene que apagar).


Botellos

Los AguasAguas (Viri y yo ahora somos sus gruppies)

Los Zoés
Los Babasónicos
Ximena Sariñoña

Dios, qué cosa más rica

Cada vez me vuelvo más fan de Kinky. ¿Ora xq? Obvio por César, el bajista más sexy de todo el universo y pus por esa cosa que dice: "Te suplico hay que morirnos juntos, te lo ruego hay que morirnos juntos, que morir es nadar por el mundo sin tener que salir a respirar... quiéreme, quiéreme, quiéreme porque me esfumo... quiéreme, quiéreme, quiéreme que el tiempo es humo".

Ahora Veracruz me encanta más.

11 de marzo de 2009

No cuesta nada

¿Por qué la vida en serio? ¿Por qué la cama y las lágrimas? ¿Por qué reclamar? ¿Por qué el OTRO? ¿Por qué no mejor YO? ¿Por qué de repente el drama? ¿Por qué la gente? ¿Pá qué la gente? ¿Por qué confíar? ¿Por qué el corazón? ¿Por qué entregar el corazón? ¿Por qué siempre nomás el corazón?

¿Y la vida?

Aquello se preguntaba mientras recordaba su feliz vida de precipitación y excesos, su carácter cínico y su falta de juicio. Entonces llevaba una buena vida. Era estudiante, adolescente tardía con ánimo de comerse al mundo de un bocado, con ánsias de saberlo todo, de vivirlo todo, de sentirlo todo.

Era un poco inmadura, sí. Pero no tenía rencores, obsesiones, inseguridades ni sospechosismo en el corazón. Mucho menos reinaba en ella un espíritu en tinieblas. Era una candidata a convertirse.

Sí, ella quería ser.

Pero entonces la atacaron la moral y el miedo. La necesidad. El discurso de la moderación. Las barbaridades aquellas de que la felicidad, la sonrisa, el hasta que la muerte nos separe, el ese que dice: "déjalo ir, si regresa fue tuyo sino"... ¡Válgame dios padre, qué barbaridad!

Y lo demás: estereotipos, inclinaciones religiosas, decisiones paternas, consejos fraternales, deseos sexuales, aspiraciones laborales, contaminación global de todas las esferas hacia uno. De uno hacia todas las esferas.

Luego, entonces, el espacio, la vía láctea, el mundo, el planeta, el continente, el país, la ciudad, la delegación, la colonia, la calle, YO.

Al final, unas tres palabras certeras, la calle a oscuras, el recuerdo de aquellos momentos sin ira, sin nerviosismo, sin necesidad, sin chantajes, sin recriminaciones, sin exigencias. Sólo con palabras. Sólo decirlo. Escupirlo. Tararearlo. Metaforizarlo. Rimarlo. Sentenciarlo. No callarlo.

Ni siquiera la esperanza.