No había pasado ni una semana de que me espanté con la historia esa de la niña de las crayolas de Expansión cuando resulta que se me aparece la bruja.
Sí, tal cual. Así como dicen. Como luces. Como bolas de fuego.
Pueque no lo sea, pero a juzgar por las fotos una "fuerza demoniaca" estaba tras eshooo... dun, dun, dun, dun... dun, dun, dun, dun.
Les contaré la historia:
Era una linda tarde de domingo. Aldebarán se había aprestado a llevarme a pasear por las rutas del norte del edomex (Lago de Guadalupe) pa' que yo conociera las enoooormes casas (por no decir residencias) en las que nunca viviría (a menos de que me vaya de mojada o de migrante a las Francias). Total que después del recorrido arquitectónico -donde no faltaron los: "me gusta ésta", "qué patio más grande", "esa está fea pero si me la regalaran obvio no le haría el feo"-, fuimos a admirar el hermoso panorama que ofrece el Lago. Lindo, lindo. Grandote, con harta de la vegetación y patos que salían y se metían constantly en la guater. No habíamos terminado de degustar un suculento sushi de $65 del Walmart (jua jua) cuando comenzó a llover y debimos correr a guarecernos a Blue (el auto increíble). Estábamos en la plena conversación a eso de las 8pm cuando pensé: tomaré fotografías nocturnas. Entonces vimos murciéGAlos, luciérnagas y lindos animalillos del bosque.
En eso estábamos -en las fotos- cuando de repente ví unas luces raritas.
Así fue la conversación:
Sandra: ¿qué es eso?
Aldebarán: ¿qué?
S: Esas luces rojas que se ven junto a ese árbol
A: ¿Cuáles?, no veo nada.
S: Esas, las que están junto al árbol.
A: A ver, contemos. Primera, segunda, tercera...
S: Cuarta, quinta... Las quintas. ¿Las ves?
A: ¿Contaste desde la luz que está en medio de los árboles?
S: No, a ver, contaré desde ahí. Las sextas, son las sextas.
Y ¡zas! que las ve. No mames.
Eran unas luces rojas, en efecto, (las luces de fuego son amarillas) que parecían no tener una fuente de luz de la cual encenderse pues así como se prendían repentinamente en un segundo, así se apagaban. Pa'terminarla de chingar era como si "la(s) bruja(s)" estuvieran bailando, pues se movían como en círculos. Según nuestras deducciones cuando se mueve una antorcha de fuego lo más común es que deje un haz de luz; y no, éstas no.
Aparecían y desaparecían.
Y yo: No mames, vámonos.
Y él: No, no, quiero ver qué son.
Y yo: No, no, no manches. Se están acercando.
Y él: Tómales una foto.
Y yo: ¡Nooo! ¡Yaaa! Ya vámonos, xfa.
Y el ruego duró como 5 minutos hasta que por fin accedió el señor.
Las fotos que tomé cuando quisimos descubrir bien qué era la cosa esa salieron súper vibradas. La que sí salió más o menos bien fue la que tomé unos segundos antes de darme cuenta de las luces...
Y aquí está.
Ñaca ñaca...

