1. Funcionó aquello de que día a día me recordara que
2. Celebrar un año más de las personas que mueven mi vida, quienes hacen que todo este pinche jueguito desmadroso tenga sentido.
3. Cuando mis mejores amigos me abrieron los ojos y me dijeron que me estaba pasando de ególatra, caprichosa, egocentrista y demás egos que rondaron por mi cabeza en 2011.
4. Cada momento en que la vida volvió a demostrarme que si quiero algo con mucho, mucho, mucho ahínco puedo tenerlo en mis manitas.
5. Darme cuenta de que había sobregirado la tarjeta, me había convertido en un Pequeño cerdo capitalista y era hora de detenerme. (Rockstarismo wannabe llevado a su máxima expresión)
6. Cuando entendí que no estaba bien tirar el cartucho si ni siquiera tenía que cambiarlo.
7. El día en que decidí dejar de ser un robot y volví a dejar libre a mi corazón.
Han pasado 3 días del año y la verdad es que hasta ahora pretendo ponerme las pilas, y está mal. Hasta ahora me doy cuenta de que he dejado pasar dos días. ¡Dos! Pero ni un minuto más.
Termino diciendo que este año servirá para:
- Cerrar círculos.
- Dejar de pretender tener una vida de rockstar (si no puedo costearla).
- Caminar hacia adelante e iniciar nuevos proyectos.
- Dejar de imaginar que mi vida es una telenovela.
- Tener una alimentación más saludable para que mi cuerpecito sea feliz.
- Dejar de permitir que sea por un alguien más que tomo decisiones.
- Creerme aquello de que soy hiperactiva y hacer más cosas al día.
- Vivir. Existir. Sobrevivir. Renacer.
- Leer más (libros, periódicos, páginas de internet), tomar más fotos, ver más películas, escribir más poemas y postear más (aquí y allá), soñar, bailar, cantar, reír más, más y más.
Diablos, sí qué será difícil... A darle átomos, pues.
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