21 de noviembre de 2007

Pensándote en Acapulco

El mar sabía tu nombre. Lo repitió 7 veces. Lo arropó al atardecer. Sonaba a susurro de pasos, a cancioncilla tonta. Sabía a nube, al mar besándome los pies. Olía a labios nocturnos, a saliva con nuez. Te descubrió suerte, rabia, comprensión, claridad mental. Te descubrió sin miedo. Te descubrió sin desequilibrio, con paz.

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