4 de julio de 2009

Cero seducción

Soy la mujer menos seductora del mundo.
¡Es la verdad!, nunca me he considerado una "de esas". Es más, ni siquiera conozco el significado de la palabra "seducción", menos aún el del arte y efecto de "seducir".
Soy demasiado campechana, demasiado escuincla, demasiado poco interesada en andar explotando mi sensualidad, más aún, demasiado ¿sincera? como para andar engañando CON ARTE Y MAÑA a cada paso que doy.
Lo mío no era andar pensando en el específico tono de voz, en la determinada manera de hablar, en la adecuada mirada, en la muy característica forma de caminar con zapatillas mientras mueves las caderas y el cabello y todo a la vez, en el significativo modo de mover los labios (como hacía cierto individuo que cómo me encantaban sus maneritas de mover su sensual boquita)...
Queda menos qué decir de mis moditos de vestir. Soy una fodonga.
¡Demasiado complicado!
Sin embargo, todo parece indicar que debo comenzar a serlo. A ser seductora. A transformarme con vistas a ser sexy e interesante. Pero que quede claro que el propósito último no será el de obtener una relación sexual, como dice la RAE, sino sólo el de cautivar para permanecer distante.
¿Por qué?
Pus nomás porque ya me cansé de ser "buena onda".

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