16 de agosto de 2009

Cinco

A veces mis labios lucen deliciosos. Al despertar miro el espejo y sin pizca de maquillaje se ven carnositos. Tan sensuales. El lunar de abajo les da un aspecto seductor. En la mañana luzco bella. Es verdad. Bueno, no siempre, no cuando mi ojo infectado e hinchadísimo no me permite ver más que una ranurita de luz. Después de bañarme intento pintar mis labios y mantener ese aspecto de botox natural pero no lo logro. Quizá en las mañanas amanezco más bien hinchada y horrible y demasiado optimista.

Has censurado mis boca. No quieres que hable de ti. Reclamas tu anonimato. Temo enfurecerte o lastimarte. Debería no importarme o cambiar tu identidad. Me gustaría tanto contar de ti y de mí. De tu frenesí. De mi zozobra. De nuestros silencios. Relatar santo y seña de tu mirada y mi mirada cuando nos sumergimos en nuestra impaciencia. Cuando mis dientes quieren enterrarse en tu hombro izquierdo. Y mis uñas en tu piel deliciosísima. Quiero hacerte el amor al ritmo aterciopelado de James Blunt y besarte suave:

"yes, i saw you were blinded and i knew i had won. so i took whats mine by eternal right. took your soul out into the night. it may be over but it wont stop there. i'm here for you if you'd only care. you touched my heart, you touched my soul. you changed my lifer. and my goals. and love is blind and that i knew when my heart was blinded by you. i've kissed your lips and held your head, shared your dreams and shared your bed. i know you well. i know your smell. i've been addicted to you".

He pensando en tomar un taller en la Activa o un curso de francés con un horario más cómodo y no tan emergente. También pensé en la depilación láser de bigote, axilas y bikini (Aunque ya encarrerados, mejor cuerpo completo). Me gustaría ir al gimnasio, hacer jazz o natación. Bailar. Volverme una deportista. Pero sólo entre semana, cuando no bebo ni fumo. También quisiera hacerle algo a mi cabello. Aunque me da pereza meterme horas a la estética. Prefiero leer o llamarte casa y hacer lo que ya sabes.

¿Está mal que odie a mis padres? No, en realidad no los odio a ellos. Odio sus actitudes. Sus infantilismos. Él con sus misterios estúpidos. Ella con sus celos enfermos. Odio más haber descubierto que soy una asquerosa copia Hewlett Packard de ellos. ¿El resultado? Una que cuando no es misteriosa es celosa y cuando no, reprocha, y cuando no, se venga y cuando no, materializa su inmadurez en vida galante y puritita imaginación. Tal vez no debí haber dejado a la psicóloga. Más bien debería mudarme y dejarlos con sus fantasmas.

Todo luce sombrío. La oscuridad de afuera ruge. Hace un par de días el tiempo comenzó a correr hacia atrás. Temo asomarme a la ventana. La última vez que lo hice los de afuera miraron mi cara que se espesó al verlos; lucían atemorizados: muertos de miedo. Uno quiso entrar a mi recámara, a nuestra recámara; no lo permití. En realidad nunca lo hubiera logrado. Caminaba hacia atrás. Tan sólo extendió sus manos a mí. Tú dormías. No te enteraste. Ni siquiera grité. No estamos a salvo. Ojalá fuera verdad que aquí, en donde estamos, estuviéramos a salvo.

1 comentario:

maika dijo...

Yo también kiero estar en la activa, pero en un taller porque para la escuela no me alcanza, ni el tiempo ni el baro.