8 de marzo de 2010

Canibal

¿Quedan ganas de llorar?
No, no quedan ganas de llorar.
¿Quedan ganas de gritar?
Sí muchas ganas de gritar.
¿Quedan ganas de hacerle el amor?
Sí, como nunca. Como siempre.
Mirándolo a los ojos,
abriéndole el cuerpo;
dándoselo todo sin escalas,
sin excusas,
con palabras taimadas
escurriéndole por su espalda.
¿Quedan ganas de mentir?
Todas. Ninguna.
¿Quedan ganas de soñar?
...
¿Quedan ganas de brincar?,
¿de cantar?,
¿de morder sus entrañas y sorberlas
y pensar
que aquí dentro está?

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