23 de marzo de 2009

Sin labios

Aquí las mañanas sabrían a vapor de leche sino fuera por la sal.

Los sueños se desvelarían besándote los párpados,
se volverían indescifrables,
caóticos,
inextinguibles.

El camino sería de tus brazos sorprendiéndome en abrazos,
de tus ojos recogiéndome,
de tus labios recibiéndome.

Pero es la sal.

Y el sol.
Y el calor acechándome,
éste que ya no está,
que se quedó en ti.

Ahora es el frío,
tu ausencia tan añeja e infinita.
Tan finita,
tan real.

Faltan tus labios de caramelo,
tu llamado
tu codicia escurriéndome en la piel.

Anoche supe que era mejor el silencio,
la somnolencia en las calles,
la sal caliente,
tus labios un momento.

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