30 de mayo de 2009

SIEMPRE EXISTIÓ



Dijiste de él el orgasmo diurno..

Dijiste...
Dijiste...

Descartaste
de una vez
a la suerte,
a la espera
al futuro,
al AMOR.
Negaste su nombre.
¿Recuerdas que NEGASTE
su nombre?
QUISISTE volverlo olvido
sin saber que él sería lo más importante
sin saber que
de noche,
por las noches,
de día,
su luz.
SU LUZ.

La de sus ojos,
donde miraste tu propia cobardía,

ahí donde dejaste el reflejo de tu horror.

Tuviste de él,
sin horarios,

tirados en el pasto,
en la cama de un hotel hablando,
contando santo y seña de la vida,

de no poder dormir,
de golpearnos en el pecho,
de las lágrimas,
de palabras antes siempre calladas.

Sin saber que tú siempre estuviste en él.
En él.

En él.

En cambio no quisiste que él fuera para ti lo otro...
lo que YA ERA:
Eternidad.
Coincidencia.

VERDAD.
Y entonces
moverte.
Volverte MENTIRA.
Quedarte en negros,
como televisión de hotel sin pornografía.

SÍ,
SIEMPRE EXISTIÓ.
Y lo único que hiciste fue acariciarte el abdomen,
mirar al cielo
a la estrella más roja,
a la más brillante,
MINTIENDO.

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