27 de septiembre de 2009

Por eso digo que prefiero volverme loca con tanta voz interna que quedarme como vegetal mudo e indulgente

Eran 30 personalidades.

30 diciéndome.

Tuve que cavilar un plan.

Un día darle gusto a una.

Otro día a la otra.

Así transcurrían 30 jornadas inenarrables.

Terminaba el mes y ansiaba volver a empezar.

Un día una personalidad se quedó en silencio. La pensé en huelga o muerta de asfixia. Era la suicida. No pude hacer nada entonces así que esperé.

Al día siguiente le pregunté a la personalidad correspondiente qué estaba pasando. No reparé en sus reclamos, válidos hasta el tuétano. Era su día.

Debí esperar -paciente- a que llegara el día 30. Y llegó. La personalidad volvió a no aparecer.

Intenté disfrutar las vacaciones. No pude. Me la pasé recordándola.

Hoy en día han transcurrido casi 30 jornadas interminables. Una a una mis personalidades han venido desvaneciéndose.

Sólo un vegetal podría tolerar esto.

1 comentario:

maika dijo...

Ya posteaaaaa!!! esto ya es viejo señoritaa!