4 de mayo de 2010

Reina Margot, bon voyage. Tinísima, bienvenue

Agradecemos a Nike por el balonazo pero, sobre todo, por la cámara.

Tina llegó a mi vida la semana pasada. Fui a buscarla hasta Palmas. Un día después de haberme quedado soltera definitivamente; de haber tomado decisiones importantes y harto trascendentes para mi presente de hoy, valga la redundancia.
Tinísima, su nombre completísimo, me esperaba encerrada en su caja de carton de 60x60. Al llegar a la recepción Nike la ví en el suelo. En cuanto nuestras miradas se cruzaron ansié destruir la caja y apapachar a la camarita. Pero no, debí contenerme y esperar pacientemente hasta firmar su registro de nacimiento.
Después de tanto tanto "papeleo" la señorita recepcionista la agarró con sus manos y la puso en el recibidor. Yo la tomé decente y tranquilamente, sonreí, escribí unas líneas de agradecimiento a las chicas que me colaboraron, volví a sonreír, agradecí y salí del lugar.
Una vez fuera de ojos vigilantes, destruí la caja. ¡Tenía que verla! Era un bebé recién parido al que debía acariciar, besar y establecer ese vínculo que sólo una madre puede tener con sus hijos minutos después de haber nacido.
Tomé el lentecito y se lo coloqué; lo mismo su correa. Enfoqué y, zas, no tenía tarjeta de memoria. Ni modo, aún no era tiempo de que abriera sus ojitos. Por la noche, compartimos la cama y amanecimos sonrientes.
Ayer la llevé a EXP y Gaby la tomó e hizo fotos, igual Anabel. El mundo ama a Tina.
Ahora sí podemos decir: "La Reina ha muerto; viva la Reina".
Je suis la, desde los ojos de Tina...
(la luz aún la lastima)

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