27 de octubre de 2007

Gracias... totales

Ayer vierners 26, Anuar leyó sus poemas en Chilango Andaluz. Yo, pendeja, no envié nada. Ando volando bajo y mi trabajo poético se había detenido. Agradezco siempre a la vida verlo. A Anuar. Se me ocurrió esto.

La quinta noche acarició tu cabello remendado y descubrió el origen de los sueños,
apretó los ojos con fuerza, te arrancó un trozo, lo olió y se lo metió a la boca con ansia desmesurada.
Así, con los párpados negados pudo ver
pudo verte,
te habías pintado de azul,
tu voz era la de un gigante de manos suaves,
de dientes que mordían su barbilla y pellizcaban suaves pezones bermellón,
era tu discurso de eterna despedida, de dolor sediento.
Era toda la cara desfigurada y pujosa,
lucesitas entre las que te sonreías,
en ellas te guarecías,
eras pura luz.
Eras los ojos abiertos,
eras este reflejo en el que me reflejo,
una, dos, tres veces me reflejo
y convivíamos de malditos sueños,
de benditas caricias siempre guardadas y juegos suicidas,
de visiones de sarcasmo y risas de chapopote,
de consuelos homicidas (cada letra es un paso menos al segundero del Dios de 3 manecillas)
de mordidas de chocolate,
del salvaje arrancarse las costras de juramentos
y no voy a abrir los ojos ni destapar los excusados.

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