14 de diciembre de 2008

De espías y otras vanidades

La sujeta eSe estaba enamorada del sujeto Jota, también conocido como el joven productor de determinado programa radial. Estaba ella enloquecida por sus ojos verdes, su 1.90 de estatura, su depto en SanJerónimo, su Civic Honda del 2006, sus tantísimos viajes a Cancún, Las Vegas, Nueva York, España. Estaba anonadada. Estaba apabullada. Bien intimidada.
Entonces ocurrió que la sujeta S aceptó salir con el sujeto J. El sujeto J le pidió su juventud a cambio de su experiencia. La sujeta S pensó "no mames", pero le dijo que yes. Yes-yes, en inglés. Así que la sujeta S empezó a perder el piso y a volar entre nubes de algodón -además de andar a toda velocidad en el recién inaugurado Segundo Piso del Periférico sobre el Civic Honda 2006 plateado-.
La sujeta S y el sujeto J salieron muchas veces. Pero sucedió que él comenzó a ofrecerle chocolatitos -la sujeta S es adicta al chocolate, al cacao, será mejor decir a partir de ahora-, ella no quería aceptarlos pues él le decía que estaban en su casa. Ella tenía miedo de ir a su casa porque recordó la manzana de Blanca Nieves y los colmillos del lobo. El sujeto J también tenía unos enormes colmillos, además de 32 años. La sujeta S en ese entonces tenía 22. Se la querían madrugar.
Sucedió entonces que el sujeto J dejó de buscar a la sujeta S. La sujeta S sabía de las dotes amatorias del sujeto J y pensó que había encontrado a una más joven que sí había aceptado los chocolatitos. Entonces la sujeta S comenzó a desesperarse y a buscarlo porque él ya no la buscaba.
Ella lo buscaba.
No lo encontraba.
Antes ellos chateaban.
Ella navegaba por internet.
Él ya no navegaba por internet.
Ella estaba consternada.
Ella pensó en espiarlo.
Ella comenzó a enloquecer.
Ella jackeó su correo de hotmail.
Ella se enteró de cosas que no quería.
Ella supo que era cierto, tenía chocolatitos y los repartía.
Ella supo entonces que todo aquel que busca encuentra.
Ella se sentía triste -antes ella se había sentido feliz porque se creía ella bien lista "jaquié su correo", pensó, "soy bien chingona", pensó- pero ahora se sentía decepcionada, triste, engañada. Pero no desenamorada.
La sujeta S no dejó de pensar en el sujeto J durante mucho tiempo, pero sí dejó de verlo.
Pasó el tiempo y la Sujeta S superó el trauma de la pérdida del ojiverdejovenproductor y conoció al sujeto L. La sujeta S entonces aceptó los chocolatitos. Se atascó. Pero la sujeta S no pensó en que para toda acción hay una reacción. La sujeta S y el sujeto L fueron felices. Pero un día ocurrió que el sujeto L jackeó su correo.
Ojo por ojo, jaqueo por jaqueo.
S y L dejaron de ser felices y se separaron.
Entonces la sujeta S comenzó a pensar en la superstición y en el KARMA, ella siempre supo que el karma era una cosa importante. Sabía que por cada cosa mala que hagas te harán tres más. Es una cosa cósmica, justicia divina y moral. La sujeta S jaqueó una vez y ahora le jaquearán a ella tres más. La sujeta S se muere de miedo porque apenas va una.
Hubiera preferido no jaquear

2 comentarios:

maika dijo...

A mi me espían tooodoo el tiempo...Enseñame a jackear!"! juajuajua

Jacka [Killer Queen] dijo...

Bien dicen (aunque nos cague que lo digan) que el que busca encuentra.

He sentido esa ansia de saber, de espiar. Soy curiosa como un gatito y no me aguanto, nomás no me aguanto.

Alguna vez encontré sobre el escritorio de mi ex una tarjeta (que era más bien una carta y que había sido escrita por su ex novia cuando aún estaban juntos). No resistí y leí y releí... y luego me sentí mierda.

Desde ese día prefiero ponerme a resolver acertijos que saciar mi curiosidad con la espiada.