3 de enero de 2010

2010, ahí te voy


Yiiiijaaa!!!
Comenzó el año 2010 y aunque no fue el mejor inicio –por culpa de estupideces de publirelacionistas que no conocen su chamba lo suficiente– estuvo bueno porque arrancó en la playita, con fuegos artificiales que se dibujaron en un cielo azul índigo y asemejaban lindos y románticos dientes de león, con una rica copa de champaña MÖET (pots!) llena hasta el copete y haciendo lo que más amo en el mundo: tomar fotos, fiestear y embriagarme, jaja.
Este año me tocó recibir al Año Nuevo desde Los Cabos. Sí, señores. Con toda la parafernalia de una fiesta para ñores pudientes, y yo, como ardua trabajadora de la revista socialité pues fui y disfruté. Poco, pero disfruté. Caminé por la playita, me metí a la alberquita, me eché unos (san) drinks y mmh, ¿qué más?, ah, sí, ví el amanecer del primer día del año desde el balconcito con vista al mar. Wow.
También recibí muchos mensajes de mis amigos más queridos y del hombre que amo. Y desde lejos me llegó el amor de mis padres y los mejores deseos de mis carnalitos de doble raya.
Y, a pesar de que este año no hubo calzones rojos, ni recorridos por la calle con la maleta, ni –chale, malditasea– 12 uvas que contaran uno a uno los propósitos a cumplir, seguro que el año que inicia será mejor que el que se acabó.

Porque así es esto. La cosa es superar más obstáculos, cumplir más metas, llegar más lejos, besar más seguido, más rico, más cadencioso, más romántica y también más suciamente al individuo que me trae cacheteando la banqueta. Ah, claro, tmbn trabajar mucho, muchísimo, porque con las estupideces de la subida al IVA seguro ya no me alcanzará ni pa'l café de todos los días.
Y bueno, 12 propósitos son muchos. Hay uno sólo que golpea agudamente mi cabeza y es en el que me enfocaré. Los otros ya irán saliendo sobre la marcha.

A todos los lectores de este modesto blog, les envío mis mejores deseos. Besos. Abrazos. Y pura buena vibra para llegar al 2011 con el ánimo bien arriba.

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