2 de abril de 2010

Adiós, tristeza

A un paso del vómito. Con la cabeza llena de imágenes, de creencias. Con el corazón atascado. Lastimado. Flagelado. Comparado. Con la cabeza llena de mierda. Hasta las orejas de estupideces sin sentido que al final llegan a tenerlo.

Sintiéndome igual que la bruta de la historia anterior.  Porque la historia anterior fue igual que historia, némesis y compañera. Porque así es.

Todo parece un juego. Números que no terminan. Numeración infinita de un ocho puesto de costado y para atrás. Como tomando el sol. Un 8, ahora dos... y así... sucesivamente..

Porque es más fácil ver amanecer y seguir vivo en medio de labios indefinidos y brazos indecisos y manos curiosas y cabezas en todos lados y ensueños y fantasías. Y yo misma siempre al frente. Mirando adelante. Navegando. Surcando. Flotando. Llegando al final. Al frente como antes.

Sin amores, sin dolores.

Ahogando las penas en alcohol. Porque eso se hace con las penas. Se les mata. Se les dice adiós.

Y aunque me hayan dicho que las apariencias y que jamás hablar. No sería yo. Porque lo mío es el desahogo. Porque adiós, tristeza. Hola, a lo que venga.

Porque yo. Y sólo YO.

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