5 de septiembre de 2007

Tu allá, yo acá

En el término de esta historia,
en el trance de un reflector,
en las luces rojas traseras,
en la avenida mojada,
los circulos blancos,
en esta vomitiva y ridícula intersección.

En las venas trozadas y destrozadas,
en el ahogo de lágrimas que ya no saben de dónde son,
en el mareo del degüello de tanta semántica,
en ese momento justo que fue, no será y nada vale ya.

(En ese estremecimiento tuyo que no sabe dónde va,
en ti que ignoras lo que te duele,
en ese cinismo de tus ojos haciéndome el amor
-tu crees que no lo sé pero conozco perfecto el tamaño de tus pupilas cuando haces el amor-).

En mis intestinos destrozándose,
en la sonrisa falsa, en la cuenta hasta 10 forzada,
en la caricia pervertida,
en tu sueño voluble y tanta pinche contradicción.

¿Y en qué termina todo esto?
Tu presente vaciado en una noche igual de vacía a la de hoy,
el desperdicio de tus desvelos y mi pasión,
el gozo del cielo santo y el atajo urgente,
las pieles que de lejos se acercaron
y hoy empezaron a destrozarse,
los perros que odian los paseos de las tardes soleadas,
los atardeceres calientes que aman el olor de la intimidad.

Quédate con tus uñas
que yo me quedaré con mi mordida nocturna
y mi pedazo de verdad.


1 comentario:

Anónimo dijo...

y la puerta queda abierta para que llegue alguien más

amor

:-)