19 de febrero de 2008

¡Sorpresa-Sorpresa!

Ultimamente todo me cansa.
La rutina laboral hostiga mi cabeza: levantarme 5:30, bañarme todos los días con jabón de pasta (si cuando menos tuviera una espuma de fresa o sandía que sorprendiera alguna de mis somnolientas madrugadas), desayunar, salir con el ipod a todo volumen para evitar los claxonazos y sucesivos gritos pelados de quienes venden de todo en el metro (a veces me estreso porque mis audífonos no son tan buenos y debo escuchar a Amanda Miguel y su miauuu, miauuu; algunas otras sonrío un poco pues escucho un buen ritmo duranguense que "me prende".
Algo que sí me emociona es el sol sobre la lomita que hay en las afueras del metro. Y luego, subir al micro (piufff). El ipod a todo volumen de nuevo. Saco mi libro e intento leer pero no puedo, preciso de mis dos manos para no terminar en las piernas de alguno de los que si alcanzaron asiento. Y después llegar a la oficina, dar los mismos buenos días al entrar, subir las mismas escaleras, sonreír a las mismas personas que se ven tan cansadas de todo como yo, encender mi computadora y llenarme de café americano Punta del cielo para volar un rato.
El asco emocional también me provoca mareos y pocas ganas de bailar y cantar y escribir y encontrar. Uno tras otro van dejando la vacante que sigue libre ya 8 años ha. Sí, un hombre tras otro. Aunque ahora ya no aparecen tan constantemente como antes, pero sí son igual de perecederos. Llegan ya sin provocar orgasmos, llegan sin pláticas excitantes y sin besos desangrantes. Llegan, pagan la cuenta del hotel, se vienen, y se van. Llegan, besan, entusiasman, te distraes y los volteas a ver y ya están besando a alguien más. Y piensan que se me acaba el mundo.
Pero para que se me acabe el mundo hace falta más. Como enterarme que lo de hoy es perforar las aguas profundas, pero de veras profundas, tipo 15 veces la altura de la torre mayor, pero hacia abajo. Eso sí hace que los límites se me cierren. El mundo sigue girando mientras no se lo chupe la bruja. O Pemex.
Y entonces a las 4:34pm de este martes 19 de febrero me doy cuenta de que hacía tiempo que no me sorprendía. Y me encuentro con que Fidel se retira de la política y dice: "Era incómoda mi posición frente a un adversario que hizo todo lo imaginable por deshacerse de mí y en nada me agradaba complacerlo". Y pienso en lo real de ello. Arriba la revolución cubana. Y los gringos se emocionan y yo pienso en lo estúpidos que son quienes piensan que el pueblo cubano no será nada sin Fidel. Más bien Fidel será un poco menos de lo que era con el pueblo cubano ahora que no ostentará el cargo que tenía.
Y el eclipse.
Me tiene muy emocionada el eclipse. Nunca he sido muy supersticiosa pero a veces uno debe creer en la fuerza del universo. Y creo entonces que así como mi mundo está ahora patas arriba, cuando pase que la la Tierra se interponga entre el Sol y la Luna, y se alineen de manera que los rayos que emite el sol se filtren a través de la atmósfera terrestre y se reflejen en color rojo en la Luna.
La luna será roja.
Y el mundo volverá a estar patas abajo. O no.
Y la energía volverá a tener el viento a favor. O no.
Bastaría con dejar de sentirme cansada.

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