12 de octubre de 2008

Moraleja

Las abejas que viven en un campo particular tienen bien marcado su territorio, igual que los gatos. Cada una tiene una flor particular, todas saben cuál es la flor de cada quién y nadie se atreve a tocar la que ya tiene propietario.
En ese campo había una abeja a la que esto no le importaba. Se metía en una y otra flor y lo hacía con conocimiento del nombre y apellido de su dueña. Las abejas nunca se daban cuenta de que otra había tocado su flor, pero éstas últimas sí. Y las flores se sonreían cuando sentían que la abeja desobediente se acercaba, imaginaban que su polen era el más rico y se sentían bien deseadas.
Sin embargo, un día la abeja encontró una flor que no tenía dueño y que además era la más hermosa y su polen sabía a ensueño, decidió apoderarse de ella y olvidar a las otras. Iba y venía con placer por todo el campo alardeando de su nueva flor. Todos se sintieron felices por ella.
Una noche la abeja despertó sobresaltada pues recordó lo que hacía antes, cuando se metía en una y otra flor y éstas le sonreían. Entonces supo que si algún día otra de su especie llegaba a su amada ella nunca lo sabría y su flor lo disfrutaría y ella no podría hacer nada porque hay que recordar que el mundo es justo, que eso se llama karma y que la verdad sí es como dice el dicho: "una de cal por las que van de arena". O también el otro: "ojo por ojo...".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Supongamos que la flor sabia de las viejas costumbres de la abeja y no le importó porque sabe que todos merecemos una oportunidad para ser felices.

Supongamos también que esta flor es venenosa para cierto tipo de insectos y no cualquiera podrá disfrutar de su polen.

Ahora, si su destino es pagar por los errores que ha hecho, lo más digno que podría hacer esta abeja es enfrentarse a su propio destino y si la abeja entiende por fin que la vida no se trata sólo de polinizar y desarrolla sus otras habilidades tendrá una ventaja evolutiva sobre el resto de su especie, porque dicho sea de paso, esta flor no se abre a cualquiera. Así que bueno, será decisión de la abeja por que ahora que lo recuerdo las flores no se mueven de donde están y aunque pudiera no creo que la planta esté de humor para perder el tiempo en la búsqueda de otras abejas. Especímenes parecidos son muy difíciles de hallar.